Visitar Egipto: el sueño cumplido

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Visitar Egipto era un objetivo que tenía pendiente desde hace muchos años. Ver y estar cerca de las Grandes Pirámides me parecía increíble. Por diversas circunstancias, unas personales y otras por las situaciones políticas complicadas en destino, no había tenido la oportunidad de visitar este maravilloso país. Esta primavera he cumplido mi sueño y ha sido fantástico.

Dado que prácticamente habían pasado 30 años desde la primera vez que me había planteado este viaje, y que en dos ocasiones posteriores no pude hacerlo, tuve que organizarme de diferente manera, es decir, tomé la decisión de viajar sola pues no quería posponerlo más (ya no soy tan joven) y por ello el viaje fue cerrado en grupo reducido y todo incluido,  primero con crucero fluvial por el Río Nilo desde Luxor hasta Aswan y posterior estada en El Cairo.

Tengo que decir que totalmente acertado por todo lo que ofrece el Alto Nilo, de lo cual no era plenamente consciente, así que vamos a comenzar la aventura que nos llevará más de 5.000 años atrás.

Visitar Egipto, el sueño está a punto de empezar…

Volamos  BCN/El Cairo/Luxor. Al llegar a Luxor hicimos noche en la ciudad y por la mañana comenzó nuestra andadura por la tierra de los faraones de miles de años.

Luxor es la ciudad que se alza sobre las ruinas de Tebas, la capital del Egipto Medio y Nuevo, establecida a orillas del río Nilo que conserva innumerables vestigios de su antiguo esplendor.

A las 9 de la mañana con una temperatura de casi 40º y sin una nube en el cielo, nos dirigimos directamente a visitar el Templo de Karnak dedicado al dios Amon, situado a pocos kilómetros y aquí comenzó mi sueño, pues no esperaba tanta magnitud.

La entrada parece una gran y sobria fortificación y si bien el guía nos iba dando unas perfectas explicaciones, no puedes creerlo hasta que cruzas y entras en el templo por la gran avenida de las Esfinges, el Coloso de Ramses II y  luego las inmensas Columnas (las más grandes de los templos de Egipto) alguna de ellas todavía unidas por los techos, que componen las salas del templo donde podemos ver muy bien conservadas maravillosas escenas cotidianas e inscripciones jeroglíficas grabadas. Al fondo un enorme obelisco, bellamente decorado de 30 mts. de altura y uno de los pocos originales que  quedan en Egipto. Después encontramos el Lago Sagrado, donde Faraones y nobles se purificaban.

Durante el recorrido del recinto, a derecha e izquierda puedes ver paredes con enormes estatuas talladas en la piedra y siempre jeroglíficos y descripciones de batallas e historias del Gran Faraón Ramses II y de los diferentes Faraones de las posteriores dinastías. Sin lugar a dudas uno de los lugares más impresionantes que visitar en Egipto.

El Templo de Luxor

Segunda parada en el Templo de Luxor. La entrada está presidida por dos enormes estatuas sedentes de Ramsés II y uno de los obeliscos originales de unos 25 mts. de altura. Dentro nos volvemos a encontrar otra gran avenida con esfinges, grandes estatuas y columnas que soportan las diferentes estancias del templo, con innumerables inscripciones y grabados.

En este templo existe el Santuario Romano con imágenes de los emperadores de la época greco-romana superpuestas a las originales.

Los templos de Karnak y Luxor se comunicaban por un canal construido expresamente que llevaba al Nilo y donde se realizaban las procesiones de las barcas sagradas de los faraones y sus séquitos.

Estos dos templos se acabaron de construir durante el reinado del Faraón Ramsés II perteneciente a la Dinastía XIX (hacia el año 1.290 A.C.) que reinó 70 años y fue uno de los faraones más importantes e influyentes de Egipto, según iremos viendo en el recorrido fluvial desde Luxor hasta Aswuan y más allá…

Visitadas estas dos primeras maravillas, nos dirigimos al barco para instalarnos e iniciar el crucero por el Nilo al día siguiente. Por la noche me vinieron a recoger para volver a Karnak y disfrutar del espectáculo de Luz y Sonido por todo el recinto.

El crucero por el Nilo, una joya detrás de otra

Por la mañana, todavía en Luxor y muy temprano, nos desplazamos al Valle De Los Reyes, en la Necrópolis de Tebas, complejo  funerario entre el desierto y altas montañas, la principal de forma piramidal, donde se encuentran más de 60 Tumbas de los principales faraones desde las primeras dinastías, excavadas en las laderas rocosas, pues se consideró que Las Grandes Pirámides eran demasiado vistosas y tentadoras para los ladrones y saqueadores.

Visitamos tres de las tumbas abiertas al público, Merenptah (hijo de Ramsés II) la más grande y espectacular por su entrada infinita y profunda, la de Ramses IV y la de Ramses IX, algo más cerca de la superficie, pero en cualquier caso maravillosas, a pesar de que solo contienen los sarcófagos en la cámara al final del recorrido abierto al público. Hasta llegar a esa zona todas las paredes y  techos tienen pinturas, grabados e inscripciones, algunos increíblemente intactos después de los siglos pasados y los saqueos a los que han sido expuestos.

Quisimos ver también la tumba del famoso Tutankhamon (XVIII dinastía) llamado el Faraón Niño, pues llegó al trono a los 11 años y murió a los 24. Esta tumba es una de las últimas descubiertas y está perfectamente conservada, ya que nunca antes fue profanada. Es mucho más pequeña, pero impresionante por la riqueza de todos los grabados originales hasta llegar a la cámara principal con el sarcófago, pinturas y relieves e incluso pudimos ver la momia del faraón en una urna de cristal.

El Museo Egipcio es otro de los lugares que visitar en Egipto, alberga la rica máscara funeraria de Tutankhamon y la mayor parte  de los fantásticos tesoros encontrados en la tumba. El British Museum y el Louvre también exponen algunos de ellos.

No es posible hacer fotos dentro de las tumbas si no pagas un ticket especial, pero la verdad es que no dejan muy claro donde se puede y donde no y te expones a que te requisen la cámara y borren las fotos, así que a mí todo me quedó grabado en la retina.

Al  otro lado de la montaña se ubica también el Valle De Las Reinas, donde están las tumbas de las esposas e hijas de los principales faraones. Ese día no fue posible la visita en ese lado del valle, una pena.

El Templo de Hatshepsut

Desde allí fuimos hacia el Templo de Hatshepsut, la principal Reina-Faraón de Egipto de la XVIII dinastía que reinó durante 22 años entre el 1.490 A.C. y el 1.469 A.C. y mandó construir este imponente monumento en forma de terrazas y grandes columnas que se confunden con la ladera de la montaña.

El Templo tiene una parte excavada en la roca y una parte externa presidida por una impresionante escalera hasta llegar al primer nivel. Desde allí se puede acceder al segundo y al tercer nivel.

Conserva varias estancias con pinturas y grabados sobre la vida y reinado de esta mujer que consiguió mantener el gran esplendor que Egipto tenía en esa época. Sencillamente maravilloso.

Dado que ya nos acercábamos a la 12:30 del mediodía y el sol no perdona, pusimos fin a la visita en este increíble paraje y nos dirigimos al barco. De camino y todavía en la Necrópolis de Tebas, parada imprescindible para admirar a los Colosos De Memnon, otro de los lugares que visitar en Egipto más imprescindibles.

Ahí están, imponentes a pesar de los daños sufridos. Las dos estatuas miden casi 20 metros de altura y representan al Faraón Amenhotep III también de la Dinastía XVIII entre los años 1.390 al 1.353 A.C. En su origen presidían la entrada al gran templo del Faraón, cuyos restos se ven desperdigados en una gran extensión ya que fue destruido por diversos acontecimientos, unos de origen natural, como las crecidas del Nilo y terremotos y otros debidos a guerras y saqueos.

De vuelta a Luxor, embarcamos y después de comer, de una ducha y un breve descanso, iniciamos la navegación río arriba hacía Aswan. Antes de la cena y desde la terraza superior, disfrutando de la diversidad de los paisajes que adornan ambas orillas, el río Nilo nos obsequió con una espectacular puesta de sol.

Hacia las 20:00 h. llegamos a Esna y otra vez en la proa de la terraza superior, disfrutando de una cálida noche, iniciamos el paso de las esclusas. Siempre es un interesante espectáculo estar “in situ” y experimentar el recorrido por estas grandes obras de ingeniería. Atracamos cerca de medianoche.

E Templo de Edfu, uno de los mejores lugares que visitar en Egipto

Al día siguiente, temprano y después de desayunar, nos esperaban las calesas que nos llevarían recorriendo varios rincones de la ciudad, hasta el Templo de Edfu.

Otra increíble sorpresa. El Templo de Edfu está dedicado al dios halcón Horus y según la historia, es el templo mejor conservado y el más grande después de Karnak. Se construyó en la época Ptolemaica entre los años 237 y 57 A.C., dinastía a la pertenecía Cleopatra la última reina de Egipto. Fue descubierto a finales de nuestro Siglo XVIII pues estaba parcialmente enterrado en la arena del desierto. En el año 1.860  de nuestra era, un egiptólogo francés empezó la “liberación” del templo de las arenas que lo habían cubierto durante siglos y así hemos podido admirar esta maravilla.

La entrada al templo está flanqueada por dos estatuas del dios Horus en forma de halcón, encontramos el patio principal con columnas que lo circundan en cuadrado llenas de grabados e inscripciones, así como en las paredes internas. Pasamos el patio y entramos. Allí vemos inmensas salas soportadas por enormes columnas con colores originales y sus grabados en paredes y techos que nos van contando la historia.

Algunas imágenes de dioses egipcios están parcialmente destruidas (picada la piedra en rostros y símbolos) dado que posteriormente estos templos fueron utilizados como lugares de culto por los primeros cristianos. Todo el templo tiene entrada de luz natural que se va degradando conforme nos internamos y al final hay grandes espacios o cámaras con diferentes significados, como capilla, cámara de ofrendas y el santuario, donde podemos ver una de las “naos” o barca sagrada del Faraón.

Después de deleitarnos haciendo fotos y observando muy de cerca las inscripciones y relieves acabamos nuestra visita y regresamos al barco. Cuanto más avanzaba el viaje más feliz me sentía de haber hecho realidad mi sueño de visitar Egipto.

De nuevo navegación río arriba y sobre las 17:00 llegamos a Kom Ombo y en la misma orilla del Nilo nos encontramos con el majestuoso templo.

El Templo de Kom Ombo

Descendimos del barco y fuimos andando hasta la entrada. Este templo también fue construido en la época Ptolemaica entre el año 181 y el 52 A.C. y es doble, es decir, parece ser el único que está dedicado a dos dioses,  Sobeck (cabeza de cocodrilo) y Horus (cabeza de halcón)  por lo que tiene dos entradas paralelas y cada una de ellas nos interna a los espacios dedicados a las divinidades. Al estar tan cerca del Nilo el templo ha sufrido inundaciones y movimientos de arena, pero actualmente nos ofrece grandes estancias soportadas por columnas ricamente grabadas, así como todas sus paredes con la historia en relieve. Este templo tiene muchas inscripciones relacionadas con la medicina ya que fue una época de grandes avances.

En el patio de la izquierda vemos un “nilómetro” (un tipo de pozo circular que desciende por escalones hasta el río) increíblemente recuperado, que medía las crecidas del Nilo.

Los cocodrilos representados por el dios Sobek (el mal) formaron parte durante siglos de la vida de esta zona, dado que en sus orillas y en sus islas estas criaturas tenían su hábitat natural, considerándose sumamente peligrosas y por ello se intentaba apaciguarlos con los templos y las ofrendas. Anteriormente se conservaban en el templo varias momias de cocodrilo halladas en diversas excavaciones que ahora se exponen en un edificio cercano y acondicionado para su conservación. Es muy interesante.

Los Templos De Abu Simbel

Al día siguiente nuestra cita con el guía era a las 3:30 de la madrugada pues teníamos prevista la visita por carretera a los Templos De Abu Simbel, situados a unos 300 km. al sur de Aswan, con su particular historia.

Llegamos un poco antes de las 7:00 h. y como es natural, bajo un sol “prometedor”, nos adentramos en el recinto que nos introdujo de nuevo en el sueño de miles de años y la época esplendorosa de Ramses II (1.290 A.C.).

Abu Simbel son dos extraordinarios templos originalmente excavados en la roca a orillas del Rio Nilo. El más grande dedicado, como no, a Ramses II y el otro más pequeño, aunque no menos impresionante, dedicado a su esposa Nefertari. Fueron descubiertos por un explorador suizo hacia el año 1812, prácticamente escondidos en la arena. Se dedicaron muchos años a liberarlos de la arena y a principios del siglo XX se planteó la necesidad de construir la Presa de Aswan para evitar los desastres que producían las crecidas del Nilo por las inundaciones y  almacenar agua para las épocas de sequía.

Los primeros proyectos fueron complicados ya que no eran capaces de salvar Abu Simbel y otros muchos templos construidos en la zona que quedarían bajo las aguas, perdiéndose así un gran tesoro. A día de hoy en esta zona, los arqueólogos siguen haciendo inmersiones en el Nilo, encontrándose valiosos vestigios faraónicos.

Finalmente en el año 1963 y con el definitivo proyecto de la presa que incluye el fabuloso lago Nasser y una amplia red eléctrica para la mayor parte del país, se decidió trasladar los templos a un lugar más alto y un poco alejado de su ubicación original y se produjo el milagro: con el apoyo de la UNESCO y una coalición de arqueólogos, técnicos y expertos de más de 20 países, se comenzó a idear los planes de rescate y se tomó la decisión final: cortar los templos en grandes bloques,  de unas veinte toneladas y reconstruirlos con mucho cuidado en la zona elegida a unos 60 mts. de altura sobre el nivel del Nilo de manera que fueran lo más idénticos posibles al original.

Entre 1964 y 1968  los templos se desmantelaron y se ubicaron dónde están actualmente, protegidos a sus espaldas por unas moles de roca que recrean las originales montañas.

El conjunto es fabuloso y nos parece increíble poder contemplar tanta magnitud, uno de los lugares más impresionantes que visitar en Egipto. Una experiencia inolvidable.

Como anécdota y sugerencia de visita, nos explicaron que en su ubicación original y por su perfecta orientación, en el Templo de Ramses II se producía con precisión matemática dos veces al año (21 febrero y 21 octubre) un maravilloso fenómeno, los rayos del sol penetraban en el templo hasta el santuario e iluminaban las estatuas del Faraón Ramses II y de los dioses Amon y Ra, solo la estatua del dios Ptha queda en la penumbra.

Los ingenieros tuvieron en cuenta este hecho y actualmente en la nueva ubicación el fenómeno se produce el 22 de Octubre y el 20 de Febrero y congrega a un gran número de visitantes en esas fechas, tanto locales como turistas. Son fechas clave que el viajero puede tener en cuenta cuando piensa en visitar Egipto.

De nuevo nos pusimos en marcha, y de vuelta hacia Aswan hicimos parada para visitar la isla de Philae. Una barca que en su recorrido nos iba ofreciendo unas vistas maravillosas nos llevó a la cercana isla Agilkia, un islote que es el actual emplazamiento de los templos. Al llegar al embarcadero nos adentramos en el Templo de Isis, con una construcción similar a otros también de la época Ptolemaica con el patio de columnas y la entrada con los grabados de los dioses y faraones. En el interior, las estancias soportadas por grandes columnas, preciosos grabados e inscripciones que nos cuentan la historia y las hazañas de los faraones y que parecen ser de los últimos grabados jeroglíficos de los egipcios.

Con la llegada de la época greco-romana se construyeron otros templos y pabellones. Allí también podemos ver en sus decoraciones escenas de ofrendas y los cartuchos con los nombres de los emperadores romanos desde Augusto a Nerón. El precioso Kiosco de Trajano, es uno de los pabellones en un enclave espectacular. Volvimos a la barca dejando a nuestras espaldas la visión increíble de la isla y sus edificaciones.

Ya era hora de volver al barco y después de comer teníamos previsto el paseo en Falua por el Nilo, el camino de dunas a lomos de los camellos hasta un poblado Núbio y la visita para conocer a los moradores de esta parte del país que desde tiempos inmemoriales han formado parte de la historia de Egipto.

El Nilo nos esperaba con sus aguas tranquilas y azules y la excursión fue una delicia, incluso paramos en una pequeña playa y pudimos bañarnos en la fría, pero reconfortante agua. Navegamos río arriba y disfrutamos de ambas orillas, con su diversidad de colores, verdes de la vegetación, ocres de las dunas y el maravilloso azul del cielo y el agua.

El Cairo, historia, arqueología y mucha emoción

Al día siguiente la cita muy temprano para llevarnos al aeropuerto de Aswan con destino a El Cairo. Llegamos al aeropuerto de El Cairo sobre las 9:00 de la mañana donde nos esperaba el delegado de la agencia y nuestro coche con aire acondicionado. Cargamos maletas y directamente a visitar la ciudad.

Nos encontramos con nuestra guía y empezamos el recorrido (escondiéndonos del sol) por la Ciudadela de Saladino, Sultán de Egipto durante los años 1.171 y 1.193 D.C. que fue construida en la época medieval para preservar la ciudad de los ataques de sus enemigos. La Fortaleza está declarada Patrimonio de la Humanidad.

Nuestra primera parada dentro de la Ciudadela fue la entrada a la Mezquita de Alabastro o de Mohammed Ali, construida en nuestro siglo XIX, enorme y ricamente decorada. Las columnas, los espacios, las vidrieras, los tapices y las impresionantes lámparas que rodean la espectacular cúpula nos transportan a la época otomana.

Al salir subimos al mirador y contemplamos la inmensa ciudad de El Cairo y ¡¡sorpresa!!!, al fondo y un poco cubiertas de bruma, se distinguen perfectamente las Grandes Pirámides. La emoción que sentí me dejó sin palabras. Uno de los objetivos principales que me habían llevado a visitar Egipto estaban ya muy cerca.

Seguimos nuestro recorrido por la Ciudadela paseando por sus callejuelas y nos internamos en el barrio copto donde habitaban los cristianos de la época y cuyo arco de la entrada tiene un relieve con la imagen del niño Jesús en brazos de María a lomos de un burro y guiados por José, con el fondo de las Pirámides, el Nilo y el pueblo.

Desde allí nos llevaron al Museo Egipcio, inaugurado a principios del Siglo XX y ubicado en un precioso edificio de estilo neoclásico en el centro de la ciudad que alberga exquisitas colecciones de la historia de Egipto. La riqueza y la cantidad de maravillas expuestas lo convirtieron en el Museo más importante de su estilo a nivel mundial. Visitamos las zonas más importantes, pero quedó mucho por ver, como en todos los museos es necesaria más de una visita.

Actualmente se está construyendo el Gran Museo Egipcio en la zona de Guiza que complementará al actual y que se convertirá en el museo arqueológico más grande del mundo.

Al salir del Museo era la hora de comer y nos llevaron a un restaurante fluvial fondeado en la orilla del Nilo. Exquisita comida y atención y vistas preciosas de la ciudad y el río, y además aire acondicionado que nos permitió un merecido “relax”. Antes de instalarnos en el hotel visitamos el famoso Mercado de Jan el Jalili.

Habíamos reservado la visita nocturna a las Pirámides con el espectáculo de Luz y Sonido. Sobre las 7 de la tarde nos recogieron y nos dirigimos a Guiza. Pensé que solo sería bonito, pero fue maravilloso, emocionante y espectacular. Entras en el recinto preparado como platea con sillas y ves en el fondo oscuro tenuemente iluminado pero bastante cerca, las siluetas de las Grandes Pirámides y la Esfinge. Ya no te lo crees, piensas que es una fotografía.

De pronto empieza el espectáculo y la luz comienza a pasar de una parte a otra y a mostrarnos la magnitud de la denominada 7ª Maravilla del Mundo Antiguo, única que se conserva intacta en la actualidad.

El guía vino a buscarnos y junto a mis compañeros, también emocionados, fuimos a cenar comentando la maravilla que habíamos visto y expectantes para el día siguiente.

El sueño de visitar Egipto llegaba a su fín…

A las 7:30 nos recogieron y enfilamos de nuevo la carretera hasta Guiza. Entramos directamente a la zona de la Gran Pirámide de Keops, la más grande y la primera que se remonta alrededor del año 2.600 A.C. (hace aproximadamente 5.000 años) y donde se puede acceder actualmente hasta la Cámara del Rey por la Gran Galería, un pasaje espectacular y estrecho que hace bajada. Hay que estar bastante en forma para bajar y volver a subir.

Los bloques de granito exteriores de la Pirámide son increíblemente enormes y mientras la guía nos explicaba las diferentes teorías de los arqueólogos sobre su construcción, es casi imposible imaginar cómo pudo hacerse. Y al fin yo tocaba las enormes piedras y seguía soñando.

De camino a las siguientes pirámides, paramos en un mirador que nos ofrece el espectáculo de las tres Grandes Pirámides (Keops, Kefrén y Micerino) y otras más pequeñas construidas en el mismo entorno que pueden pertenecer a las esposas e hijas de estos faraones.

Después de las fotos desde ese enclave, nos acercamos andando a las Pirámides de Kefrén y Micerino, también espléndidas. Entre las dunas, las pequeñas caravanas de camellos con otros turistas parecían imágenes sacadas de antiguos grabados.

Cuando acabamos nuestra particular aventura en esta zona, nos llevaron a la Necrópolis de Guiza y allí seguimos disfrutando de esos 5.000 años atrás, acercándonos mucho a la espectacular Esfinge de Guiza, rescatada de la arena del desierto, donde estaba enterrada. Detrás de la Esfinge, las Tres Grandes Pirámides se asoman desde diferentes puntos y no sabes si ellas protegen las espaldas a la Esfinge o es al contrario, pues parece que la Esfinge surgió para presidir y proteger la entrada a la Necrópolis.

Menphis

A pesar del sol abrasador no veíamos el momento de salir de allí y seguir con el recorrido previsto del día que todavía nos deparaba sorpresas. Maravilloso e Inolvidable. Llegó el momento y nos dirigimos a Menphis, otro de los lugares imprescindibles que hay que visitar en Egipto, la capital del Antiguo Egipto fundada al sur del delta del Nilo allá por el año 3.100 A.C. hasta que 1.000 años después fue sustituida por Tebas en el Alto Nilo, aunque siguió siendo centro económico y comercial por su situación estratégica.

Actualmente Menphis, es un gran Museo al Aire Libre con vestigios de su antiguo esplendor. Destaca en el patio central la Esfinge de Alabastro y una gran Estatua de Ramsés II. En un recinto interior se encuentran innumerables reliquias y se está restaurando un coloso de Ramses II, una de las estatuas más grandes encontradas.

Siguiente parada, Saqqara,  que fue la necrópolis más importante de Menphis, desde la Dinastía I hasta la Epoca Cristiana. Aquí encontramos la famosa Pirámide Escalonada de Zoser, que se considera la primera construida y la más antigua, más o menos 100 años antes que la Gran Pirámide de Keops.

Este complejo funerario abarca una gran extensión, ya que después de sucesivas excavaciones, iniciadas en los siglos XVIII y XIX de nuestra era, se han ido hallando nuevas tumbas de faraones y nobles y también se han desenterrado de la arena templos de culto. Actualmente la zona se halla en permanente investigación arqueológica.

Entramos en la necrópolis y a través de los pasajes protegidos por preciosas columnas llegamos a un lugar abierto al público desde hace pocos años, que nos introduce en una de las tumbas más bonitas que se pueden ver por la cantidad y calidad de sus pinturas originales en todas las estancias. Nos explican que perteneció a un noble de las primeras dinastías. Pudimos hacer fotos mientras escuchábamos la historia.

Como era nuestro último día, dedicamos la tarde a diferentes compras en locales de la zona. Lo más bonito y particular, el taller de papiros, donde nos enseñaron la técnica original empleada, directamente de la planta. Muy interesante. Después ya no puedes evitar contemplar toda la inmensa variedad de grabados sobre papiro de todas las épocas y muchas dudas para decidir con cuál de ellos quieres quedarte para inmortalizarlo en casa. El mío es precioso.

Y ya está. Nos despedimos de nuestra guía y nos llevaron a los hoteles. Después a  recomponer maletas, la cena y lista para salir a primera hora de la mañana siguiente hacia el aeropuerto de El Cairo destino Barcelona.

Nota de la autora: Tengo que hacer una mención especial a la Agencia de Viajes de ASADE (Asociación Andaluza de Egiptología) organizadores de este evento, para felicitarles por su buen hacer. Una perfecta coordinación de los delegados en Luxor, Aswan y El Cairo en la recepción en cada uno de los aeropuertos, los magníficos guías tanto en el recorrido del crucero por el Nilo como en El Cairo, amables, muy educados, y con unos conocimientos excelentes de la historia de Egipto. A todos los conductores de los vehículos, sumamente prudentes y experimentados. Gracias a todos.

Descubrir Egipto sin salir de España

Publicado en el Nº42 de la revista Magellan