Antes de empezar con la extraordinaria visita virtual a los Museos Capitolinos, haremos un recorrido por su historia:
La hipótesis más apoyada sitúa la creación de los Museos Capitolinos en el 1471, momento en el que el Papa Sixto IV decide regalar al pueblo romano una colección de estatuas de bronce de gran valor simbólico, que hasta el momento se habían conservado en Letrán. Estas estatuas son: la Loba, el Espinario, el Camillo y la cabeza colosal de Constantino, con el globo y la mano; piezas que dieron lugar al primer núcleo de los que iban a ser algunos de los más extraordinarios museos de la historia.
Uno de los aspectos que dieron aún más relevancia a este conjunto de obras fue su colocación estratégica en el Capitolio, centro de la vida religiosa de la Roma antigua y sede de las magistraturas civiles ciudadanas a partir de la Edad Media, tras haber permanecido abandonado durante un largo periodo. Su icónica plaza, obra de Miguel Ángel, finalizada en 1654, sigue siendo uno de los lugares más fotografiados por los viajeros de todo el mundo.
Lo que era un pequeño conjunto escultórico inicial se fue enriqueciendo progresivamente gracias a los hallazgos procedentes de las excavaciones urbanas que se llevaban a cabo en Roma. Con la construcción del Palacio Nuevo en 1654 en el lado opuesto de la plaza se pudieron colocar de manera más adecuada todas las obras que se habían ido incorporando en el Palacio de los Conservadores.
El Museo Capitolino abrió al público un siglo después, en 1734, tras la adquisición de la colección de estatuas y retratos del cardenal Albani por intercesión del papa Clemente XII. Benedicto XVI fundó pocas décadas más tarde, a mediados del siglo XVIII, la Pinacoteca Capitolina, donde confluyeron dos importantes colecciones privadas, la Sacchetti y la Pio.
A finales del siglo XIX se produjo un notable incremento de las colecciones, tras la designación de Roma como capital de una Italia recién unificada (1870), con motivo de las excavaciones para construir nuevos barrios. Para acoger la grandísima cantidad de material procedente de estas excavaciones, se instalaron nuevas secciones de exposición en el Palacio de los Conservadores y se realizó contemporáneamente el Almacén Arqueológico Municipal, en el Celio, más tarde denominado Antiquarium. Algunas esculturas encontraron ubicación en un pabellón de planta octogonal, la “Sala Octogonal”, construida en el jardín interior en el primer piso del Palacio de los Conservadores.
Esa época estuvo marcada por la abundancia y riqueza de las donaciones gracias a la generosidad de coleccionistas privados. Entre ellas destacan la Colección Castellani de vasijas antiguas y la Colección Cini de porcelana.
La Colección Capitolina de Medallas cobró vida en esos mismos años con la adquisición de importantes colecciones privadas y con los hallazgos numismáticos procedentes de las excavaciones urbanas.
A comienzos del siglo XX, Rodolfo Lanciani marcó la nueva disposición de las colecciones y a ésta le siguió la radical catalogación de 1925, cuando en el recién adquirido Palacio Caffarelli, se creó el Museo Mussolini (después Museo Nuovo) y allí se trasladaron las obras escultóricas conservadas en el Antiquarium en el Celio, que desde ese momento se utilizó sobre todo para las mal llamadas “artes menores”.
En el 1952 se creó en un ala del Palacio de los Conservadores una nueva área de exposición, denominada Braccio Nuovo (Brazo Nuevo).
En el 1957, con motivo del III Congreso Internacional de Epigrafía Griega y Latina, se inauguró la nueva Galería Lapidaria de los Museos Capitolinos en la Galería de Unión, realizada en los años 1934-1941 para conectar los palacios capitolinos; allí se colocaron alrededor de 1.400 inscripciones antiguas, latinas y griegas, procedentes en parte de las salas del Antiquarium Municipal del Celio, y, en parte, de los mismos Museos Capitolinos.
Los graves y prolongados problemas de filtraciones de agua y humedad han obligado a cerrar al público la Galería Lapidaria. Asimismo, las salas del Museo Nuovo y del Braccio Nuovo del Palacio de los Conservadores fueron también excluidas del itinerario museístico.
En el 1977, para vaciar las salas donde se efectuaban obras de reestructuración, las esculturas expuestas en el Museo del Palacio de los Conservadores, en el Museo Nuovo y en el Braccio Nuovo fueron transladadas temporalmente al sugestivo espacio expositivo de la que fuera la central eléctrica del Acea en via Ostiense: la Central Mortemartini.
El recorrido expositivo se ha ampliado notablemente con la apertura al público del Tabularium, unido a los otros edificios a través de la Galería de Unión, la nueva ordenación del Palacio Caffarelli y la adquisición del Palacio Clementino.
El recorrido museístico se ha enriquecido con nuevas secciones: la Colección Capitolina de Medallas en el Palacio Clementino y la Galería Lapidaria en la Galería de Unión. Ulteriores intervenciones implican la transformación del Jardín Romano en una gran sala con ventanales y una nueva disposición de la Colección Castellani, de las Salas de los Horti Romani y de la sección dedicada al Templo de Júpiter Capitolino.
Los museos Capitolinos son una de las visitas imperdibles de Roma, y para ver lo que nos espera en la Ciudad Eterna la visita virtual que acompaña al texto es una excelente muestra.
Visita virtual al British Museum de Londres