Todo viaje tiene un motivo,
un por qué escogemos un lugar.
En mi caso los sintetizo en tres
Mis porqués
La fuerza, la belleza
que transmiten las imágenes que he visto de sus paisajes, tanto el azul turquesa de las aguas de su costa iluminados por un generoso sol, como el imponente verde de sus parques nacionales abrumado por preciosas cascadas y suavizado por el azul de lagos y ríos.
Su patrimonio nacional
Vestigios romanos, medievales, ciudades con sabor veneciano, testimonios arquitectónicos de su época como protectorado austro-húngaro, y la huella impersonal, fría, repetitiva y antiestética de la antigua Yugoslavia del mariscal Tito.
Vivir in situ
el palpitar de un pueblo que hace poco, a principios de la década de los 90, sufrió los horrores de una guerra que vimos a pedazos por las televisiones y nos costaba creer que era tan cercana. Y conocer si la huella de la munición que aún se aprecia en algunos edificios, también perdura en el alma de los croatas.