Lisboa ha absorbido el legado de multitud de tradiciones y costumbres de colonias que habitaron en ella a lo largo de la historia, enriqueciéndola con un gran número de rincones increíbles que enamoran, día a día, a los que la visitan. Vibrante, animada, con impresionantes paisajes y una arquitectura única, Lisboa se posiciona como uno de los destinos más populares del mundo entre los viajeros.
En este sentido, si buscas una experiencia de viaje tan segura como memorable y eres un amante de la historia portuguesa, visitar Lisboa es un must. Tanto si es para aprovechar el final de tus vacaciones, como para disfrutar de un fin de semana, descubre estos cinco rincones emblemáticos que te dejarán completamente asombrado.
1. Quinta da Regaleira (Sintra)
Ubicada entre el Palacio Nacional de Sintra y el Palácio de Seteais, la Quinta da Regaleira es uno de los monumentos más enigmáticos y sorprendentes que forman parte del paisaje cultural de Sintra, y Patrimonio Mundial de la UNESCO. Fundado por el filántropo, António Augusto Carvalho Monteiro, como residencia de verano para su familia, la Quinta ha acabado convirtiéndose en una de las principales obras de arte Neo-Manuelino del último período del romanticismo en Sintra.
Entre 1898 y 1913, el propietario de la residencia, António Augusto Carvalho Monteiro, junto con el apoyo del arquitecto y escenógrafo italiano, Luigi Manini, acabó convirtiendo la propiedad en un ambicioso proyecto de arte. El disfrute de todos aquellos turistas que sueñen con perderse entre los encantos de un jardín imaginario está asegurado. También se puede aprovechar la visita a Sintra para deleitarse en los exuberantes jardines del Palacio de Monserrate, otro de los rincones más ineludibles de Lisboa.
2. Lisboa Story Centre
El Lisboa Story Centre es el rincón perfecto para bucear en la historia de Lisboa. Un centro ubicado en la céntrica Plaza del Comercio de Lisboa, que desvelará a sus visitantes algunos de los momentos y protagonistas claves en la historia de la capital portuguesa desde sus orígenes hasta la actualidad.
Este museo interactivo es un fascinante mosaico de memorias divididas en seis áreas temáticas, que ponen en valor diferentes aspectos de la ciudad y las influencias que marcan su paisaje urbano. Además, aquellos que quieran continuar aprendiendo sobre la historia de la capital también podrán visitar el Centro de Interpretación de la Historia del Bacalao, un espacio interactivo que rinde homenaje al bacalao como símbolo de la gastronomía, de la cultura y de la historia portuguesa, también ubicado en la céntrica plaza de la Baixa.
3. Convento de Arrábida (Arrábida)
Naturaleza, armonía y paz es lo que experimentarán aquellos visitantes que apuesten por recorrer las zonas verdes del Parque Natural, hasta llegar al Convento de Arrábida. Escondido en mitad de la vegetación y fundado en 1542 por Fray Martinho de Santa María, esta atracción se posiciona como un enclave único entre mar y naturaleza verde.
En la cima de la sierra, donde hoy en día se halla el antiguo convento, se pueden encontrar celdas excavadas en las rocas, hogar durante dos años de los cuatro primeros frailes arrábidos. Actualmente, el convento pertenece a la Fundación del Oriente y es necesario reservar cita previa para disfrutar de la visita.
4. Monasterio de los Jerónimos (Belém)
Una obra arquitectónica que forma parte de la cultura y la identidad portuguesa, el Monasterio de los Jerónimos es reconocido como Monumento Nacional y Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1983. A orillas del rio Tajo, esta impresionante obra de arte se remonta a una larga historia de reyes.
A mediados del siglo XV, el infante Enrique mandó edificar una iglesia dedicada a Sta. María de Belén. Cerca de esta iglesia, el rey Manuel I también construyó un gran Monasterio. En 1496, Manuel I fundó el Monasterio de Sta. María de Belén, para rendir homenaje a la memoria del infante y su gran devoción a Nuestra Señora de Belén, y perpetuar su creencia en San Jerónimo.
Posteriormente, el monasterio fue donado a los monjes de la Orden de San Jerónimo, aunque también es conocido como panteón de la dinastía de Aviz-Beja, la Iglesia acoge en el s. XIX sepulturas de héroes y poetas: Vasco de Gama y Luís de Camões. Los turistas más curiosos también podrán aprovechar su parada en Belém para visitar el Palacio de Belém, la residencia oficial del presidente de la República.
5. Palácio de Mafra (Mafra)
Una atracción que respira elegancia y delicadeza por sí misma, el Palacio de Mafra fue construido durante el reinado de Juan V. La edificación, del siglo XVIII, cuenta con una basílica, un convento, dos torreones y un precioso bosque que rodea el palacio. En su interior se pueden encontrar dos carrillones, seis impresionantes órganos históricos y una increíble biblioteca; ideal para perderse entre siglos de historia.
Además, el Palacio Real de Mafra también cuenta con el mayor pasillo palaciego de Europa. Una larga galería de 232 metros que separaba las áreas privadas de rey a un lado, y la reina al otro, entre los dos torreones. Por otra parte, el edificio de 40.000m2 también albergó un convento franciscano de 300 frailes, donde destacan construcciones como el Campo Santo, la Enfermería, la Sala Elíptica (capitular), la Sala de los Actos Literarios, la Escalinata y el Refectorio.
El complejo que comprende el Palacio, la Basílica, el Convento, el Jardim do Cerco y la Tapada de Mafra están clasificados como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
Más información en: www.visitlisboa.com/es