Pompeya es historia, es mitología, es arquitectura, es literatura, es belleza. Es tantas cosas a la vez que es seguramente uno de los lugares del mundo más difíciles de etiquetar. Sus ruinas son posiblemente las que mejor cuentan la vida en la antigua Roma y en cualquier otro rincón del planeta miles de años atrás. Ni siquiera los libros de historia han sido capaces de ajustarse a la verdad con tanta exactitud como la que sí explican los vestigios de esta ciudad al sur de Italia que ha pasado a la inmortalidad.
Pompeya ha vuelto a ser primera plana mundial gracias a un increíble descubrimiento. En las últimas excavaciones de Pompeya han aparecido dos cuerpos intactos de dos personas que huían tras la erupción del Vesubio en el 79 d.C. El hallazgo se ha podido reconstruir con tanto detalle que incluso se puede observar que se trata de un hombre de unos 40 años, de la clase alta de la antigua ciudad romana, envuelto en una capa de lana, y su joven esclavo con una túnica.
La historia de Pompeya es ampliamente conocida. No se trata de escribir una crónica de un suceso que ha traspasado el tiempo además de fronteras. Una ciudad romana arrasada por el Vesubio que ha pasado a la historia porque a pesar de haber quedado sepultada bajo varios metros de lava conserva sus calles, casas, tabernas, templos y otros edificios, tal y como sus habitantes y la furia del volcán los dejaron hace dos mil años.
La que entonces fue un día una opulenta ciudad portuaria –hoy el mar queda a varios kilómetros de allí– se ha convertido en el yacimiento arqueológico más importante de cuantos perduran de la civilización romana. Ya sólo por eso merece el status que ostenta de Patrimonio de la Humanidad.
Pompeya un enigma todavía con secretos por descubrir veinte siglos después de que el infortunio la convirtiera en una ciudad eterna. Pompeya se perdió en el tiempo durante 1.700 años, protegida de los saqueadores y del clima, hasta que se descubrió perfectamente conservada en el siglo XVIII. Ahora es un sitio turístico que permite al visitante conocer de primera mano el estilo de vida de los romanos. Desde el Foro, auténtico corazón de la vida pública de la ciudad a los templos, baños termales y teatros pasando incluso por restaurantes y posadas.
Nápoles es la base perfecta para explorar Pompeya. Desde sólo 25 kilómetros de distancia, los visitantes de la región, no podrán escapara al poder de seducción de las vistas del Golfo de Nápoles, el encanto turístico de Sorrento o la escarpada costa de Amalfi y no podrán evitar la tentación de quedarse atónitos ante una increíble foto de la historia: una auténtica ciudad romana que floreció en la época de los emperadores y que probablemente es la mejor oportunidad de viajar en el tiempo.
Una ruta turística por los restos de la ciudad permite al viajero ver de cerca magníficas pinturas y esculturas. Hasta es posible entrar en las casas de la gente, para ver cómo vivían realmente, desde las modestas casas de los obreros hasta las grandes y suntuosas villas de la clase alta de la ciudad. Pompeya, desde que se encontraron sus restos hace dos siglos, ha puesto luz a la manera de vivir de los romanos para que no nos fiemos de lo que nos han enseñado la Metro-Goldwyn-Mayer, a veces con películas de dudosa fiabilidad.
Edificios como el Templo de Júpiter, el Edificio de Eumachia, el Templo de Vespasiano o la Basílica están ubicados cerca de la plaza principal, dominada por una enorme estatua de Centauro. El anfiteatro, uno de los anfiteatros más antiguos y mejor conservados del mundo, fue el lugar donde más de veinte mil personas pudieron presenciar las populares luchas de gladiadores.
Ejemplo arquetípico de la vida romana, Pompeya era una ciudad de tiendas, mercados y casas de comerciantes, con calles pavimentadas, un estadio, dos teatros, templos, baños y burdeles. Ganó popularidad como un elegante destino de vacaciones entre los patricios romanos que construyeron lujosas villas y disfrutaron de los burdeles y balnearios de la ciudad. Un viaje a Pompeya no sería completo sin una visita al Lupinarium, el burdel, el lugar que más colas para entrar registra tal vez por la inclinación al morbo del ser humano.
Pese a sus reducidas dimensiones, se pierde la noción del tiempo contemplando las camas de piedra y las ilustraciones de lo que debió ser el porno romano pintadas en las paredes. Un dato para los curiosos: dos hogazas de pan y medio litro de vino era el precio para conseguir los servicios de una prostituta. Ni más ni menos…
Una visita a Pompeya ayudará al visitante a comprender el poder destructivo de un volcán que logró enterrar no solo Pompeya, sino otros asentamientos cercanos, como la pequeña Herculanum. Y ¿por qué la gente todavía vive aquí? es la pregunta que se hace todo aquel que accede a sus últimos vestigios. La respuesta es el volcán. Una dañina erupción puede acabar aportando elementos positivos con el paso del tiempo, y una rica agricultura es uno de ellos.
Cerca de tres millones de personas viven a 30 kilómetros del cráter del Vesubio, que no erupciona desde hace casi ochenta años. Y más de medio millón lo hace en lo que se conoce como la ‘zona roja’, en casas que se han construido con escasa consideración a las restricciones de planificación a apenas 10 kilómetros del cráter. Si el volcán entrara hoy en erupción, estas personas no tendrían una sola posibilidad de sobrevivir. Pero no es momento de analizar cómo es el ser humano. Ahora toca disfrutar de esta bahía que acoge a los turistas que buscan una base desde la que explorar Pompeya, Herculano y la Nápoles moderna.
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El Foro y el Templo de Apolo
El Foro es el corazón de la ciudad, el centro económico, cultural y religioso, ágora política de los debates que enardecieron a la población. Allí mismo se encuentra el templo de Apolo , uno de los edificios religiosos más antiguos de Pompeya. Este lugar es adorado por diferentes dioses como Apolo y Mercurio. Las estatuillas encontradas se encuentran ahora en el Museo Arqueológico de Nápoles.
El anfiteatro
Es el edificio de piedra más antiguo jamás encontrado, que data del 80 a. C. Escenario de sangrientas batallas entre gladiadores y tiene una capacidad de 20.000 espectadores. Se accede a la arena a través de un túnel, la cripta está conectada a cuatro entradas. A diferencia de otros anfiteatros romanos, el pompeyano no tiene subterráneo, en la parte superior son visibles los orificios utilizados para sostener el techo de la arena para proteger a los espectadores del sol cuando hacía demasiado calor y de la lluvia. Pink Floyd tocó aquí en 1971 y grabaron su Live at Pompeii, un concierto sin público, para rendir homenaje a las almas de los guerreros caídos en la batalla. Uno de los más emocionantes de la historia del Rock.
Casa del Fauno
Un amante de la historia antigua no debe perderse este lugar que se encuentra cerca del Foro. Esta antigua villa romana ocupa dentro del sitio arqueológico unos 3.000 metros cuadrados, y es uno de los edificios más antiguos y majestuosos de la ciudad. Su tamaño sugiere que perteneció a un destacado miembro de la nobleza romana. Debe su nombre al Fauno, dios romano de los bosques y la naturaleza: su pequeña estatua de bronce se encuentra en el atrio en el centro del impluvium. Rodeado de enormes jardines, la estructura se caracteriza por más entradas.
La puerta derecha introduce ambientes de uso personal: baños, cuadras, baños y cocina. Los suelos están cubiertos de mosaicos y las decoraciones se remontan al estilo pompeyano. El centro de la casa estaba decorado con un mosaico que
El gran teatro
Ubicado no lejos de la Casa del Fauno y del Santuario, el Gran Teatro fue construido en el siglo II a.C. Las escaleras se realizaron aprovechando la cavidad del talud. La estructura podía albergar a unos 5.000 espectadores, todos con asiento numerado.
El nivel superior está dividido en siete sectores y está sostenido por un corredor en forma de anillo. La escalera estaba protegida por una pared que sostenía el toldo, una lona móvil que protegía a los espectadores de los elementos. El escenario y el decorado fueron acompañados de estatuas y mármol.