Panza de burro es el término con el que se suele aludir en Las Palmas de Gran Canaria al cielo nublado o mar de nubes que puede verse durante muchos días del estío. Nubes que “engañan” en cuanto al clima, que sigue siendo el cálido propio de esta estación, pero que forman un manto protector que consiguen disminuir el impacto de las altas temperaturas.
¿Por qué panza de burro?
Toma ese nombre en clara alusión al color del pelaje abdominal del citado animal y consiste en una acumulación de nubes de baja altura que actúa como una pantalla solar natural, provocando una sensación térmica de refresco. Éstas ilusionan en cuanto al clima, ya que hacen que las temperaturas no sean tan extremas en verano y permiten así a locales y turistas disfrutar durante estos meses.
Los vientos alisios, que soplan desde el noreste, son los “culpables”de esta acumulación de nubes, o panza de burro, a baja altura contra las áreas de las Islas. La ciudad, enclavada de forma estratégica en este contexto, puede beneficiarse de este fenómeno, que rebaja los efectos del calor más intenso del verano.
En invierno, y gracias al efecto de los alisios, Las Palmas de Gran Canaria mantiene esa misma temperatura anual, propia de la primavera, con cielos despejados. Es esa constante de los 22 grados la que ha justificado las diferentes alusiones a la capital grancanaria como la ciudad con mejor clima del mundo. Una condición más que justificada, que sigue fascinando a muchos viajeros nacionales e internacionales
Sin lugar a duda, panza de burro es una excusa más para visitar este verano tan atípico una ciudad como Las Palmas de Gran Canaria y dejarse llevar por su clima, pero también por su gente y su oferta cultural.
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