Nan es una campesina provincia rural situada al norte de Tailandia, vecina de Laos y enormemente apreciada por su salvaje e impresionante paisaje. Nan, como la mayor parte del territorio tailandés, es un Parque Natural en sí mismo. Sólo en su demarcación, esta región cuenta con seis parques nacionales, incluyendo el Phukha Doi, que contiene montañas de casi 2.000 metros de altura.
Ubicada en un lugar distante y jalonado de valles y montañas boscosas, es un lugar tranquilo, todavía extraño para el turismo extranjero. Su remota ubicación, a 11 horas de carretera de Bangkok, le ha tenido aislado del resto del país a lo largo de su historia. Hasta el punto de haber desarrollado una cultura autóctona originada por el incesante flujo de la emigración de la región china de Yunnam en los últimos 300 años. También tiene su propia forma de comunicarse, el Lanna, un dialecto taiándés hablado por seis millones de personas.
El medio de vida principal de sus habitantes es la agricultura, donde el arroz y la fruta son sus productos estrella. Su clima es cambiante. La temporada fría abarca de de noviembre a febrero, la temporada cálida de marzo a junio y la temporada de lluvias se extiende de julio a octubre.
Como en la casi totalidad de Tailandia, el budismo impregna el carácter de los habitantes de Nan y, cómo no, el de su estilo arquitectónico. La ciudad de Nan expone algunos templos de exótica belleza, como el Phra That Chae Haeng, Wat Ming Muang y el extraordinario Wat Phumin. Éste es un templo casi único por su colección de murales, como “El Susurrador”, una icónica imagen en la que se ve a un marido susurrándole algo al oído a su mujer. También es altamente recomendable una visita a la Noble House, un caserón de madera teca rústica, cuyas habitaciones son auténticos museos con una increíble colección de antigüedades.
El Museo Nacional de Nan es es un edificio construido en 1903 como residencia de los dos últimos señores feudales de la provincia, antes de su apertura como museo en 1973. Está considerado uno de los más destacados museos regionales del país, ya que su fondo reúne piezas pertenecientes a las minorías étnicas de Tailandia y recoge documentos clave de la historia local y de la tradición budista tailandesa en la región.
Los apasionados de la historia y la cultura encontrarán en Nan joyas como el Wat Ming Muang, un templo fundado a mediados del siglo XIX y cuyo interior se encuentra el Pilar de la Ciudad de Nan o el Wat Sri Panthon, que alberga una colección de pinturas que cuentan la historia de la provincia. En cambio, el Wat Phrathat Khao Noi es más moderno y se encuentra a dos kilómetros de la ciudad y está edificado sobre una colina desde donde se pueden contemplar unas espectaculares vistas sobre la ciudad. El templo destaca también por una impresionante estatua de Buda de nueve metros de altura.
Como es lógico suponer, al viajero no le bastará con ‘alimentarse’ de historia y cultura. No debe preocuparse. Nan ofrece muchas más formas de seducir al viajero. Una de ellas es su mercado nocturno, concurridísimo espacio en el que se dan infinitas actividades comerciales. Sus casetas abarrotan la calle principal de la ciudad. Una, dedicada a ropa, seda, souvenirs o artesanía y otra especializada en puestos de comida, en lo que se pueden degustar los platos típicos de Nan.
El khao soi, un curry a base de coco con fideos de huevo, es la estrella gastronómica de la región, aunque otros platos de renombre son el khanom jeen nam ngiaw (salsa de tomate y cerdo sobre finos fideos de arroz), el sai ua (salchicha del norte de Tailandia) y el khao kan jin (arroz con sangre de cerdo en hoja de plátano). Nan también es famosa por producir algunos de los mejores cafés de Tailandia y hay excelentes cafeterías por toda la ciudad.
Nan es también un rincón que cumple todas las expectativas de los aventureros. Los atractivos naturales de la provincia de Nan son impresionantes. El Doi Samer Dao, el parque nacional Sri Nan o el parque nacional Doi Phu Kha son ideales para practicar todo tipo de actividades de aventura o, simplemente, para mirar las estrellas por la noche o despertarse para ver el amanecer. El rafting en el río Wa, en el parque nacional Mae Chari, ofrece a los adictos a la adrenalina alternativos recorridos de uno o varios días, con un descenso por el río salvaje en dirección a la ciudad, poco antes de alcanzar la desembocadura.
Si simplemente los turistas desean experimentar un modo de vida diferente, relajado pero apasionante, el encanto de Nan les dejará fascinados para toda la vida.
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