Miyazaki ofrece al visitante cultura, espiritualidad, deporte y naturaleza en todo su esplendor
La prefectura de Miyazaki está situada en la isla de Kyūshū, al suroeste de Japón a una hora y media de Tokio en avión. Gracias a su clima cálido, rodeada de mar y montañas, es un lugar perfecto para quienes quieran disfrutar de un Japón diferente.
Conocida por la amabilidad de sus gentes, esta región ocupa un lugar importante en la mitología japonesa que se ha venido transmitiendo desde hace 2.000 años, ya que los episodios relacionados con el mito de la creación de los dioses japoneses y la fundación de Japón, se desarrollan en estas tierras.
Así, Miyazaki se caracteriza por su cultura tradicional, sus santuarios históricos y ser uno de los destinos favoritos para los amantes de los deportes al aire libre y la naturaleza.
Belleza natural, senderismo y paraíso de los surfistas
Para disfrutar de la naturaleza de la región en estado puro, la garganta de Takachiho, considerada la más hermosa de Japón, y las cataratas de Manai o “Manai-no-taki”, de 17 metros de altura, son dos de los rincones destacados que el visitante podrá contemplar en su totalidad desde su bello mirador.
Se pueden descubrir caminando por la propia orilla del río (con calzado adecuado), a través del camino pavimentado que recorre el margen de la garganta a lo largo de un kilómetro con vistas al río Gokase, o cruzarla con una embarcación de remos.
Además, con la ruta de Takachiho, de 12,3 kilómetros, los amantes del senderismo, conocerán los rincones naturales y culturales más destacados de la zona desde el centro de información de la localidad pasando por el santuario Takachiho, la garganta, el santuario Mukoyama, el jardín del té de Maruono y finalizando en el mercado de Gamataze. Tampoco hay que perderse la visita al santuario Takachiho y presenciar los espectáculos de danza del Festival Nocturno de Kagura.
Junto a las hermosas rutas y excursiones a pie, también el viajero podrá realizar rutas en coche o en tren a lo largo de su escarpada costa en el tren expreso turístico de la línea JR Nichinan “Umisachi Yamasachi” construido en gran parte con madera de cedro de obi o la excursión a través de cráteres volcánicos activos en la meseta de Ebino.
Por su parte, los aficionados al surf pueden practicar su deporte favorito en diversas playas de la zona: Kisakihama, Okuragahama, Uchiumi o Aoshima son destinos conocidos por los surfistas.
Santuarios, un viaje a los orígenes de Japón
Sin duda, una de las señas de identidad de Miyazaki son sus bellos santuarios, relacionados directamente con el mito de la creación de Japón y que, por sí mismos, conforman uno de los itinerarios más atractivos del viaje. Los santuarios de Amano-Iwato Jinja, Aoshima Jinja, Udo-jingū y al de Miyazaki-jingū son conocidos centros espirituales donde no solo se puede disfrutar de la historia y la cultura japonesa sino también de la frondosa naturaleza de la región.
El santuario de Amano-Iwato Jinja en Takachiho, es un centro espiritual dedicado a la diosa sol Amaterasu y situado en un espectacular rincón natural en el que destaca una cueva y los cientos de estupas de piedra que se levantan a lo largo de la orilla del río que atraviesa el lugar.
La leyenda dice que, en la cueva cercana del recinto del santuario, llamada Amano Yasukawara, es donde Amaterasu se escondió molesta por diferentes razones del resto de dioses, manteniendo su luz alejada del mundo hasta que otra deidad femenina realizó un sensual baile que hizo reír a los otros dioses con tanta fuerza que la propia Amaterasu tuvo que salir para averiguar lo que sucedía.
El santuario Aoshima Jinja se encuentra en una pequeña isla llamada Aoshima, a unos 30 minutos en coche, en dirección sur desde el centro de la ciudad de Miyazaki. Es un lugar seleccionado con dos estrellas en la Guía Verde Michelin de Japón, rodeado de vegetación tropical.
Para llegar hasta aquí, hay que cruzar un puente que viene desde la costa. La vista que se contempla al final de la playa con el arco sagrado o torii de color bermellón, es una de las postales de viaje, junto con la de sus bellos amaneceres.
Además del santuario, el destino es conocido por contar con unas playas idóneas para la práctica del surf y por el paisaje que conforman las llamadas “tablas de lavar del demonio”, formaciones rocosas de extrañas formas denominadas así por su parecido con este utensilio para lavar la ropa, y que se pueden ver y caminar sobre ellas cuando hay marea baja.
Las vistas del mar y las tablas desde el puerto de montaña de Horikiri, al sur del santuario, es un must que el viajero no debe perderse en el viaje.
Por su parte, el santuario de Udo-jingū, construido sobre un acantilado frente al mar, tiene a su santuario principal dentro de una cueva en un escenario donde las olas del mar golpean contra las rocas. El techo del santuario principal está casi pegado al techo de la cueva y el contraste entre el puente rojo, las barandillas y las grandes rocas le confieren una atmósfera misteriosa.
En su misma área, se encuentra el santuario Nakiri-jinja, en una cueva donde el mar se acerca bajo el acantilado, y a la que se llega después de una ruta de montaña un poco empinada de 15 minutos. No se recomienda hacer esta ruta ni al atardecer ni con mal tiempo, aunque sí que se trata del templo ideal para aquellas personas que busquen meditación y encontrarse consigo mismo con el sonido de las olas del mar como único compañero.
Ubicado dentro de la ciudad de Miyazaki y rodeado por un denso bosque, el santuario Miyazaki-jingū cuenta con más de 1.000 años de historia. Su estilo arquitectónico, en el que se utilizan cedros japoneses, le dota de simplicidad y belleza. Las luces de las linternas japonesas encendidas al anochecer, en la entrada al recinto, lo convierte en uno de los centros espirituales por excelencia de la ciudad.
Festivales: otra forma de conocer Miyazaki
En los meses de febrero, octubre y noviembre se celebran en Miyazaki fiestas tradicionales japonesas o matsuri. En abril, tiene lugar el evento tradicional Shinji Yabusame, donde los guerreros ecuestres vestidos con trajes de samurái cabalgan al trote en sus caballos a la vez que disparan sus grandes arcos contra las dianas.
Festival también de sabores
Uno de los platos típicos de Miyazaki, considerada una de las zonas más cálidas de la isla de Kyushu, es el hiyajiru, una sopa fría que se consume en verano, equivalente a la versión japonesa del gazpacho. También hay especialidades de pollo como el chicken nanban, que se presenta rebozado y escabechado con una salsa agridulce o salsa original; de ternera, con una carne casi a la altura de la de Kobe; y también de pescado como el bonito, especialmente en otoño y primavera.
Miyazaki también es conocida por sus helados de cítricos llamados hyūganatsu (Citrus tamurana), los pastelillos de arroz nagamanju o el famoso shochu, una bebida alcohólica destilada típica que se puede elaborar con cebada, batata o arroz entre otros ingredientes.
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