Nunca había estado en Mallorca hasta este año. La realidad es que no soy la amante más fiel de la playa y eso que vivo muy cerquita, pero podemos decir que mi relación con el mar es de encuentros cortos y no tan intensos como cabría esperar, por eso cuando he organizado vacaciones nunca he priorizado islas o destinos playeros pero este año pensé que ya iba siendo hora de conocer a mis vecinos con los que comparto lengua y cultura.
No podía evitar tener ciertas dudas sobre si ir o no. No me entendáis mal, sé que Baleares es una región muy bonita, pero precisamente por eso también sé que cada verano se masifica hasta el extremo, las islas son las perfectas anfitrionas y acogen a todo tipo de turistas, el problema es que algunos invitados solo destruyen y no respetan.
Para evitar masificaciones y ahorrar dinero, decidimos ir a finales de mayo y pudimos disfrutar de una isla acogedora, medio vacía, llena de rincones que nada tienen que envidiar a otros destinos paradisiacos y con los mallorquines, gente encantadora y feliz de tratar con visitantes respetuosos.
Me encontré con una isla que superó todas mis expectativas, nos alojamos en Alcudia y nos centramos en el lado oeste de la isla que combina playas infinitas con lo salvaje de la Serra Tramuntana.
Lo bueno de Mallorca es que no importa qué tipo de viaje quieras hacer, la isla puede ser un paraíso para aquellos que buscan playas azules pero también para los amantes del senderismo o para los que les gusta ir de pueblo en pueblo.
El atractivo principal de ir a la isla fuera de temporada es que la gente es menos y mejor: se respira civismo en el ambiente, que dicho sea de paso, en los tiempos que corren no siempre es algo fácil de encontrar. En las playas nadie hace ruido, la gente respeta tu espacio y a todo el mundo le interesa más disfrutar de donde está que hacer un vídeo de TikTok.
Para mi fue un privilegio poder estar prácticamente sola en el Torrent de Pareis, una playa pequeña a la que se llega tras una hora de curvas por la carretera de Sa Calobra. El camino es largo pero os garantizo que vale la pena. Además, un poco antes de llegar a esta playa está el desvío a Cala Tuent, una playa no tan conocida que está rodeada de bosque virgen, no os la perdáis.
Los paisajes de la Tramuntana me sorprendieron muchísimo porque no me esperaba paisajes tan escarpados en una isla y me encontré con una sierra casi abocada al mar, con torrentes, desfiladeros y muchísimas rutas de senderismo para todos los gustos y niveles. El Camí de S’Arxiduc es de las más conocidas pero muy disfrutona y el final con esas vistas…
¡Ay, qué final!
La lista de pueblos con encanto es interminable, los hay más grandes como Alcudia, Sóller o Pollensa o más pequeñitos como Valldemossa o Fortnalutx. Todos los pueblos que visité me parecieron preciosos y estaban llenos de casas de piedra con ventanas de madera verde que sorprende y destierra a la eterna combinación de casas blancas con detalles azules de zonas marineras.
Pero, la razón por la que me enamoré de Mallorca tiene otro nombre: Deià. El día que conocimos esta maravilla fue el dia que decidí que en algún momento y si la vida me lo permite, me retiraré a este paraíso. Deià es un pueblo situado a mitad camino entre Sóller y Valldemossa, enclavado en las montañas de la Tramuntana pero muy cerca del mar.
El pueblo fue construido en época musulmana y combina calles empedradas con muchas terrazas naturales que favorecían el riego, este pueblo es para mí el más bonito de la isla. Además de sus casitas y terrazas, en el pueblo està la bonita y tranquila cala Deià y Sa Foradada, donde ver el atardecer es prácticamente terapeútico.
La isla me fascinó, tumbó todos los miedos o prejuicios que pudiera tener y cuando me subí al avión supe que volveré en cuanto pueda porque aún me queda por explorar todo el lado este.
Eso sí, siempre que vuelva, lo haré fuera de temporada y desde aquí os animo a que todos hagáis lo mismo. Las Baleares son un paraíso cercano que debemos cuidar y si seguimos permitiendo esos niveles de masificación, en menos años de los que pensamos no quedará isla que recorrer.
Anímate a recorrer Mallorca en mayo o septiembre, te va a encantar.
1 comentarios
Me ha encantado el artículo! He estado en Mallorca y mi sensación y vivencias han sido tal cual las has escrito…
Me encanta cómo escribes se hace súper ameno leerte! Es una maravilla 💜