Las siete maravillas de Andorra

por Magellan

El verano es una de las mejores épocas para visitar Andorra, en plena exhibición de su belleza natural y con unas temperaturas que invitan a disfrutar del aire libre y de sus espectaculares paisajes.

Desde enclaves de interés cultural hasta rutas por la naturaleza, cualquier persona puede vivir momentos increíbles en el Principado durante estos meses, sean cuales sean sus gustos y preferencias vacacionales.

1. Adentrarse en la tradición del Santuario de Meritxell

El conjunto histórico constituido por el Santuario Viejo y el Santuario Nuevo, declarados bienes de interés cultural, se sitúa en el sitio donde fue encontrada la imagen de la virgen y sus visitantes pueden disfrutar de un espacio de paz con un claustro abierto para contemplar el paisaje y respirar tranquilidad.

El antiguo santuario de Meritxell es de origen románico y data del siglo XII y, aunque sufrió un importante incendio en 1972, todavía se conserva parte de su estructura y algunas pinturas en el interior. El nuevo santuario destaca por ser uno de los exponentes más representativos de la arquitectura de Andorra del siglo XX, una obra que combina el eclecticismo monumental de Ricardo Bofill y la cultural material del país.

2. Impresionarse con las vistas desde el Mirador del Quer

El recientemente inaugurado Mirador del Roc del Quer se ha convertido en el nuevo atractivo turístico de la parroquia de Canillo y de toda Andorra. Un punto panorámico único en los Pirineos con una plataforma de 20 metros de longitud, 12 de los cuales salen al vacío, a 500 metros de altura y con el pavimento de cristal para quedar boquiabierto con una vistas difíciles de olvidar.

3. Maravillarse en los lagos de Tristaina

Las montañas abren paso a los excursionistas y caminantes para disfrutar de unos paisajes únicos, bañados por las aguas gélidas del pico de Tristaina. Rutas de dificultad variada pero aptas para todos, el Estany Primer, el más pequeño de todos; el Estany del Mig, más alargado e indómito que sus hermanos; y el Estany de Més Amunt, que reposa en la falda del pico de Tristaina se convierten en el entorno perfecto para llevarse un recuerdo espectacular de Andorra y fotografías de envidia.

4. Pasear por el Valle del Madriu-Perafita-Claror, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO

Con una superficie superior a las 4.000 hectáreas, el valle coincide con la cuenca del río Madriu y forma un territorio con una unidad coherente entre la obra del hombre y de la naturaleza, destacando el patrimonio natural y cultural.

Gracias a la conservación de las estructuras de organización y gestión del espacio desde la época medieval y su diversidad de paisajes y viviendas tradicionales, así como la presencia ininterrumpida de la acción humana, la UNESCO declaró este valle Patrimonio Mundial el año 2004, en la categoría de paisaje cultural, en la cual solamente hay 84 bienes de todo el mundo.

5. Parar el tiempo en Auvinyà

A solo dos minutos de Sant Julià de Lòria y a quince de La Rabassa y de Naturlandia se alza Auvinyà, una población que recrea lo que podría haber sido un pueblo andorrano de la Edad Media y al cual solamente se puede acceder a pie.

¿Sus particularidades? Todas las casas son diferentes entre ellas, cada una hecha con un material diferente, en muchos casos recuperados de otros lugares de Andorra. Dos torres medievales, dos puentes románicos y las puertas de entrada a las casas, provenientes de anticuarios, y cada una con su nombre dedicado a las familias, la naturaleza y los animales, además de los faroles, balcones y las rejas hechas a mano.

6. Descubrir una joya prerrománica

Probablemente la más conocida de Andorra, la iglesia de Santa Coloma, situada en Andorra la Vella, es una de las iglesias más singulares del Principado. Por un lado, por ser una de las más antiguas –su construcción data entre los siglos VIII y IX, siendo así una muestra de la arquitectura prerrománica-; por otro, por su característico campanario circular, el único en el país. Además, en su interior los visitantes podrán ver de cerca decoraciones murales de estilo románico y una representación en madera policromada de ‘La Señora de los Remedios’ del siglo XIII.

7. Vivir las leyendas de Andorra

Montañas, valles y paisajes salvajes. Andorra ha reunido tradicionalmente todos los elementos para enriquecer su cultura de historias y leyendas y una de las más conocidas es la trágica leyenda de la Creu dels Set Braços (La Cruz de los Siete Brazos), que se erige sobre un talud en el camino viejo entre Canillo y Meritxell.

Cuenta la historia que una cuadrilla de jóvenes quiso burlarse de los miedos de un chico de Prats que temblaba solo de pensar que el diablo podía ir a su encuentro algún día. Después de gastarle una broma de mal gusto, el diablo hizo de las suyas, haciendo desaparecer al chico y castigando a los jóvenes por su maldad.

En el lugar donde ocurrió esta historia se decidió poner una cruz para que los transeúntes no olvidasen las consecuencias de tal acto. La cruz tenía siete brazos, como siete eran los jóvenes que quisieron burlarse de su amigo. Uno de ellos desapareció y, extraña coincidencia, la cruz también perdió uno de sus brazos.

Tras este recorrido por las maravillas que nos ofrece el Principado, la pregunta es ¿cuándo vamos?

Para más información: www.visitandorra.com/es/

(Fotos Andorra Turismo)

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