Decidí pasar un fin de semana en Sitges tras haber consultado con algunos amigos italianos que conocen bien Barcelona, para que me indicaran alguna localidad costera que no esté muy lejos de la ciudad, pero que sea un pueblo con encanto. Resultaba difícil ponerlos de acuerdo, pero dos de ellos me recomendaron un pueblecito situado a solo 40 km de la ciudad y al que se puede llegar cómodamente en tren o en coche ya que está muy bien comunicado en ambos casos.
De este modo opto por escoger Sitges para las 48 horas que me quiero regalar de relax y playa sin alejarme mucho de Barcelona. Antes de llegar a destino me informo sobre las características principales del pueblo y leo encantada que uno de los motivos por el que se conoce Sitges a nivel internacional es por un famoso Festival de Cine Fantástico que al parecer cada año convoca actores y directores de renombre mundial.
Yo que amo el cine de terror, lamento profundamente que mi fin de semana en Sitges no coincidiría con las fechas del festival, y me hago la ferviente promesa de organizar una escapada para la próxima edición. Según me explicaron, hablando con la gente del pueblo, durante los días del festival la localidad bulle con la llegada de visitantes, se organizan actividades de todo tipo, desfiles de comparsas disfrazadas y las calles recuerdan en todo el momento que “el terror acecha”….tremendo!!!
Por otro lado hay que destacar que Sitges es también mundialmente célebre por haberse convertido en el primer destino turístico gay de España. Durante mis paseos por la localidad me di cuenta de que esta característica sigue bastante presente en todos los locales y tiendas del pueblo que en muchos de sus establecimientos enarbolan la famosa bandera con los colores del arco iris, si bien afortunadamente en pleno siglo XXI ya se trata de un hecho puramente anecdótico y en mi opinión esta circunstancia obedece más a una tradición que a marcar una distinción que no tiene razón de ser.
Como llegar
Desde Barcelona ir en tren es una muy buena opción, el billete de ida y vuelta cuesta alrededor de los 8 euros, el viaje dura unos 30 minutos desde la estación de Sants y te deja en el centro de Sitges. Para los que quieren ir en coche o en moto, aunque se puede llegar rápidamente desde de la autopista C-32, yo aconsejo la carretera C-31 que pasa por las magnificas costas del Garraf ofreciendo unas vistas realmente impresionantes.
Yo había alquilado un coche y confieso que envidaba a los motoristas que recorrían las sinuosas curvas de la carretera alternándose con los esforzados ciclistas que llenaban la carretera por ambos lados.
Nuestra llegada fue un sábado muy temprano por la mañana, y ya nos quedamos encantados con el pueblo mientras se iba vislumbrando el perfil del mismo al final de las costas del Garraf. Como no conocíamos bien el lugar, para nuestro fin de semana en Sitges optamos por un hotel muy céntrico para poder ir caminando a todos los sitios (luego descubrimos que afortunadamente la localidad se recorre tranquilamente a pie, así que en este sentido no hay alojamientos muy lejanos al centro).
Como el tiempo era escaso y había que aprovechar las 48 horas a disposición, en menos de media horita ya nos estábamos zambullendo en las tranquilas aguas de la playa sitgetana. La playa es realmente amplia y lo que más me gustó de la misma es que las zonas privadas conviven a la perfección con las zonas de playa libre, ya que la disposición de tumbonas y sombrillas deja perfecto margen para todo el mundo.
Asimismo la zona de playa está muy bien dotada de servicios de todo tipo y su cercanía al centro del pueblo hace que sea realmente cómodo tomar un buen baño en Sitges. Por otro lado darte un baño mientras contemplas extasiada la magnífica iglesia de San Bartolomé y Santa Tecla es todo un regalo para la vista.
El templo que de manera majestuosa preside la población fue edificado en el siglo XVII sobre dos antiguas iglesias, una románica y otra gótica. Delante la entrada hay un cañón che apunta hacia el mar, y sobre el que la historia explica que es uno de los seis cañones de Sitges que ayudo a defender la ciudad contra los ingleses durante un episodio de la guerra de Sucesión (1700-1714) y evitar que unas fragatas capturaran un barco fondeado frente a la iglesia.
Tras la toma de contacto en forma de baño con la localidad, a la que también se conoce con el nombre de la Blanca Subur, decidimos ir a investigar que se escondía tras la iglesia que preside la población y accediendo a la parte posterior de la misma llegamos al Palau de Maricel.
Se trata de uno de los edificios más importantes y emblemáticos de Sitges, que se puede conocer en profundidad a través de las visitas guiadas que se efectúan cada domingo. También es sede habitual de todo tipo acontecimientos culturales de Sitges como conciertos, conferencias y exposiciones.
Siguiendo la misma encantadora callejuela que bordea la iglesia llegamos también al Museo Cau Ferrat que fundó el artista catalán Santiago Rusiñol, inicialmente dedicado a funciones de casa-taller. El museo concentra una interesante colección de pinturas y esculturas de arte antiguo y moderno reunidas por el mismo artista.
Continuamos paseando y admirando los edificios de un blanco asombroso que todavía parecen más blancos en contraposición con el intenso azul del mar y un sol que intenta tentarnos para que regresemos al agua… No caemos en la provocación porque en ese momento el olor a cocina marinera que nos llega por las estrechas callejuelas de Sitges nos recuerda que es casi la hora de comer.
La oferta gastronómica de la localidad es realmente variada para todos los gustos y bolsillos. Hay de todo: restaurantes clásicos de cocina marinera, bares de tapas, pizzerías, restaurantes indios, vegetarianos… Nosotros teníamos claras nuestras prioridades en ese momento y disfrutamos de un manjar de dioses en el restaurante Cal Pinxo situado justo bajo la iglesia.
Si bien en honor a la verdad hay que afirmar que no es el más económico de la localidad hay que decir también que su fantástico arroz a la marinera y sus chipirones fritos quedarán para siempre jamás en nuestro ranking de comidas inolvidables. En nuestra opinión un dinero muy bien invertido. Sólo llevábamos unas horas en el pueblo pero nuestro fin de semana en Sitges no podía haber empezado mejor.
Por la tarde aprovechando el fantástico tiempo disfrutamos de un bellísimo paseo por las calles de esta localidad con encanto, que incluye un sinfín de tiendas que son toda una tentación para los shopping-adicts.
La calle Primero de mayo de 1883, mucho más conocida como la calle del pecado es sin lugar a dudas el punto de partida para disfrutar de la noche en Sitges. Aquí se concentran muchos de los bares y pubs para tomar unas copas o para bailar.
El domingo empezamos la jornada con calma ya que nuestra primera cita del día era a las 12:00 h. para nuestra visita a la Casa Museo Bacardí. Es una visita que recomendamos a todo el viajero que haya previsto disfrutar de Sitges. El museo está en pleno casco antiguo de la ciudad, en un precioso edificio modernista construido por el famoso arquitecto Gaietà Buigas.
Durante la visita se explica la historia de Bacardi y todo el proceso de producción de su buenísimo ron. Al final de la visita se puede aprender a hacer cócteles como el Mojito o el Cuba Libre de la mano de profesionales de este singular arte.
Habíamos disfrutado de un completo fin de semana en Sitges pero aún teníamos tiempo de disfrutar del almuerzo dominical y ese día optamos por otra excelente opción de cocina de la región que nos llevó hasta a La Nansa, uno de los locales históricos de la Blanca Subur en el que se puede degustar uno de los mejores “Xatos” de la zona, el célebre plato elaborado a base de escarola, bacalao y atun desalados, anchoa y salsa xató. No se puede dejar Sitges sin probarlo!
Después de 48 horas tan intensas como relajadas había llegado el momento de dejar atrás la Blanca Subur. Si bien es verdad que en general muchos pueblos costeros han ido perdiendo poco a poco su identidad en pos del turismo de masas nosotros nos marchamos con la impresión de que Sitges ha sabido mantener su singularidad, un encanto especial y de momento ha sabido lidiar a la perfección con lo que representa la cercanía a una gran ciudad como Barcelona.
Volveremos a disfrutar de otro fin de semana en Sitges y en la próxima ocasión ya nos han recomendado incluir un circuito enogastronómico por el vecino Penedés…
Los puertos deportivos de Sitges