Todo viaje tiene un motivo,
un por qué escogemos un lugar.
En mi caso los sintetizo en tres
Mis porqués
A pesar de que Eslovenia
es fundamentalmente un destino de naturaleza, su pequeña franja costera ofrece el atractivo de sus poblaciones con herencia veneciana, con iglesias, campanarios y calles empedradas. Rincones donde podemos revivir el sabor de la gastronomía mediterránea, mecernos al sol y visitar una fuente de riqueza como las salinas.
Las zonas de alta montaña
como los Alpes Julianos, con sus picos nevados, sus valles, lagos glaciales de color turquesa, su bravos ríos encajonados entre paredes de roca, son un regalo de la naturaleza que no podemos despreciar. Además de observar, nos invitan al senderismo, a la escalada o al rafting.
Un mundo fascinante
nos aguarda bajo tierra. Los fenómenos cársticos han labrado auténticas catedrales en las entrañas de las cuevas, cuyos techos, columnas y pináculos son estalactitas y estalagmitas con formas que ni el mejor arquitecto barroco podría haber imaginado.