La costa mediterránea española está llena de pueblos bonitos, desde Girona a Málaga podemos encontrar lugares maravillosos donde veranear o pasar un fin de semana disfrutando del mar y el sol. Las opciones son variadas y para todos los gustos pero en este artículo os quiero hablar de Peñíscola, un pueblecito costero de la provincia de Castellón con mucho que ofrecer.
Peñíscola es un pueblo marinero de unos ocho mil habitantes que se encuentra al norte de la provincia de Castellón. Se podría pensar que es un pueblo de veraneo corriente con sus hoteles, sus edificios de apartamentos, sus zonas de aparcamiento para todos los turistas… pero Peñíscola tiene un casco antiguo exquisitamente conservado en la parte alta que lo convierte en uno de los pueblos más bonitos de la Comunidad Valenciana.
Historia y monumentos
Cuando entres a la parte antigua lo primero que verás será una parte de las murallas medievales conservadas y un portal que era el acceso principal al pueblo. El monumento más importante es el castillo, situado en la parte más alta del pueblo, es conocido con el nombre de El Castillo del Papa Luna porque fue residencia y biblioteca del Papa Pedro Martínez de Luna durante el tiempo en el que se produjo el Cisma de Occidente.
Lo construyeron los Templarios y es una fortificación que mira al mar con unas vistas impresionantes de toda la costa y del faro del pueblo que es muy bonito. El castillo tiene también una zona de jardines que vale la pena visitar, desde ahí tienes unas vistas desde otra perspectiva pero igualmente preciosas.
Después de visitar el castillo una buena idea es perderse por las callecitas empedradas. El pueblo está lleno de casas azules y blancas, tiendas curiosas, macetas con flores en muchos balcones y lo mejor es que al final de cada calle te encontrarás con unas vistas espectaculares, nada que envidiar a los pueblos más famosos y turísticos de otros países del Mediterráneo.
En medio de estas calles se encuentra La Casa de las Conchas, un pequeño edificio con una fachada principal hecha a base de conchas. Esta casa era de un matrimonio con tres hijos que para subsistir económicamente en la década de los 50 empezaron a explicarle a los visitantes las curiosidades del pueblo, esta actividad les permitió prosperar y construir esta casa que decoraron de esta manera para recordar siempre el amor que toda la familia sentía por el mar.
Otro rincón curioso del pueblo es el Bufador, un agujero de seis metros de profundidad que se formó de manera natural en la roca y que permite el paso del agua del mar, cuando el agua pasa emite un sonido que parece una especie de aullido y la leyenda dice que esto servía en el pasado para ahuyentar a quienes pretendían asaltar el castillo o el pueblo.
Además de todos los puntos del pueblo bonitos para visitar, Peñíscola tiene al lado la Sierra de Irta. Esta sierra es un espacio natural protegido que cuenta 13 km de costa virgen mediterránea y es un paraíso en el que se mezclan mar y montaña. Se pueden hacer rutas a pie o en bicicleta, en todo momento vas paralelo a la costa y es un auténtico lujo, yo os recomiendo la ruta de la Torre Badum, una torre vigía que aún permanece en pie.
A la hora de comer…
La gastronomía también es un punto fuerte de Peñíscola, el pueblo cuenta con una lonja y como todo pueblo de Levante cocinan estupendamente el pescado, el arroz y los arroces de pescado. Algunas de sus especialidades son el Suquet y el All i pebre de rape (delicioso y apto para aquellos a los que quizás el All i pebre tradicional con anguila les dé un poco de reparo).
Dejad hueco para el postre porque el pueblo también cuenta con recetas típicas dulces buenísimas. El plato dulce más tradicional son unas empanadillas rellenas de calabaza, Pastissets de carabassa y para los que quieran ir un paso más allá siempre les quedarán los Flaons, empanadillas rebozadas en azúcar pero rellenas esta vez de almendra molida y requesón. Una delicia y un disfrute para los sentidos.
Un pueblo de película
A lo largo de los años Peñíscola ha sido escenario de muchos rodajes de series y películas. El castillo en lo alto del pueblo pero casi enclavado en el mar, las vistas preciosas de la costa y las callecitas empedradas han sido objeto de deseo para producciones nacionales e internacionales. Lo más reciente y seguramente más conocido por la mayoría será Juego de Tronos donde Peñíscola dio vida a la ciudad de Meereen.
Pero hay vida más allá de las superproducciones de HBO y en Peñíscola también se rodó en la época dorada de Hollywood El Cid ¡hasta Sofia Loren y Charlton Heston pisaron Peñíscola! También se rodó aquí la serie española El Chiringuito de Pepe y algunas de las películas de uno de los directores de cine más importantes de la historia de España, Luis García Berlanga, que como buen valenciano tiraba para su terreta y rodó allí Calabuch y París-Tombuctú.
Con todos sus encantos, este pueblecito marinero bien merece una visita de al menos un fin de semana, se puede explorar el pueblo y las playas pero también los parajes naturales y algunas localidades cercanas como Alcossebre o Benicarló. No os preocupéis si este verano no podéis ir a Santorini o Mykonos porque aquí al lado tenemos Peñíscola con sus aguas cristalinas esperándonos para disfrutar.