En los meses más cálidos del año, cuando las vacaciones se acercan, son muchos los turistas que desean escaparse a destinos paradisíacos de sol y playa donde relajarse y no pensar. En Europa tenemos la inmensa fortuna de contar con muchas islas y archipiélagos preciosos a tan solo un vuelo de distancia que con algo de suerte puede salirte muy económico.
Los destinos más populares son variados y para todos los gustos y aunque nadie niega que Mykonos, Lanzarote o las Azores son auténticos paraísos, hay vida más allá y por eso en este artículo os propongo cinco islas europeas no tan exploradas (ni explotadas) perfectas para un viaje diferente y alejado de aglomeraciones.
Isla de Tabarca (Alicante)
Inauguramos esta lista con la propuesta nacional. Tabarca es la única isla habitada de la Comunidad Valenciana y es un destino cada vez más popular para los levantinos. Cada verano los turistas cogen los barcos que salen a diario desde Santa Pola y van a pasar el día, pero lo que prácticamente nadie hace es quedarse a dormir así que quien lo hace experimenta la tranquilidad y la realidad de la isla.
Cuando los excursionistas se van y el ruido desaparece te quedas tú con los pescadores y la gente local. El centro del pueblo es precioso con sus casas marineras, las aguas son perfectas para hacer snorkel y a pesar de estar tan cerca de Alicante conserva una gastronomía propia y muy particular con su Caldero de pescado como máximo representante.
Elba (Italia)
La isla del mar Tirreno donde Napoleón se exilió durante un año es un tesoro que emana historia y belleza por todos lados. Aunque está muy cerca de la costa, llegar hasta esta isla de la Toscana es algo más caro y complicado que coger un vuelo a Sicilia o Cerdeña, por eso la mayoría de los que se escapan a Elba son italianos que huyen de los puntos más turísticos del país.
Portoferraio es la localidad principal de la isla, es una buena idea alojarse allí y recorrer la isla en bicicleta hasta llegar a Playa Viticcio donde encontraréis una cala de agua turquesa coronada por pinos. Los amantes de la historia también disfrutarán ya que se pueden visitar las dos residencias donde Napoleón estuvo durante el tiempo que pasó allí. Si a todo esto le añadimos la riqueza gastronómica italiana, Elba se convierte en un destino que deleitará a propios y extraños
Islas Feroe (Dinamarca)
Los amantes de la naturaleza salvaje para los que la arena y el sol puede quedar en un segundo plano encontrarán la horma de su zapato en las Islas Feroe que aunque forman parte de Dinamarca están a tan solo un vuelo corto del Reino Unido. El archipiélago lo conforman 18 islas conectadas entre sí mediante ferris, túneles y puentes.
Con unos paisajes plagados de acantilados, llanuras verdes y pueblos pintorescos las Feroe están llenas de contrastes porque cada isla es completamente diferente a la anterior, su capital, Torshavn, es la más pequeña del mundo y aquí podrás probar la carne de ballena pero si no tienes ganas también hay un restaurante con Estrella Michelín.
Islas de Hyères (Francia)
A medio camino entre Marsella y Saint-Tropez y a solo unos minutos en barco de la costa, encontramos este grupo de cuatro islas donde retirarse a disfrutar como un auténtico bon vivant. La isla más grande es Porquerolles, aguas cristalinas, un bonito pueblo, bodegas para disfrutar aún más de la estancia y una masía provenzal coronando la isla son sus principales atractivos.
Si se quiere salir del letargo siempre se puede visitar la vecina Port-Cros, la isla más salvaje del archipiélago que destaca por sus fantásticos fondos marinos además de conservar una flora bastante rara y ser refugio de aves. ¿Lo mejor? Los vehículos a motor están prohibidos.
Islas Lofoten (Noruega)
A los más aventureros les aguardan las Islas Lofoten. Se encuentran al norte del país, situadas por encima del Círculo Polar Ártico, pero una especie de anomalía climática hace que durante todo el año siempre estén por encima de los 0 ºC. Las islas están plagadas de las típicas casitas rojas de estilo nórdico y si vas en verano puedes vivir la experiencia de tener 24 horas de luz.
Las actividades son variadas: escalada, montañismo, remar en kayak por los fiordos o el avistamiento de ballenas y demás fauna marina. El fiordo Trollfjord es el más famoso, todo un reto para los barcos que intentan pasar sin rozar las paredes rocosas y allí se encuentra el pueblo de Reine, considerado uno de los más bonitos de Noruega.
Europa está llena de rincones por descubrir, podríamos viajar durante meses solo centrándonos en islas menos conocidas para el turista y maravillarnos con auténticos tesoros. Si las circunstancias lo permiten, creo que vale la pena dedicar algo de tiempo y presupuesto para poder explorar lugares llenos de magia y de nuevas experiencias. ¡No te los pierdas!
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