Hace tiempo os comenté mi pasión por las motos y consecuentemente el poder algún día llevar a cabo uno de mis grandes sueños, recorrer sobre dos ruedas cualquier increíble destino a toda velocidad, sintiéndome libre, formando parte de todo ese paisaje que te envuelve, impregnándome de cada olor y absorbiendo cada color, y qué mejor escenario para hacerlo realidad, entre otros muchos, que mi maravillosa y mágica Toscana.
Todavía recuerdo la primera vez que aterricé en aquella región, fue hace unos cinco años, el motivo no era otro que pasar un fin de semana como regalo de cumpleaños a un viejo amigo, ¡eso sí que eran regalos!
Nuestro campo base era Bettolle, localidad ubicada en la provincia de Siena, desde allí salíamos cada día a explorar los diferentes rincones desconocidos de esta asombrosa tierra, he de reconocer que fueron pocos días, pero los suficientes para enamorarme de una manera incondicional de aquellos cipreses que rodeaban esas onduladas carreteras secundarias por las que viajábamos, degustar sus infinitos vinos del Valle del Chianti, visitar sus innumerables comarcas donde llegabas a mimetizarte con el entorno y acabar creyéndote por unos instantes, cual doncella medieval observando a su amado en la Piazza del Campo durante el gran evento del Palio de Siena.
Perderse por las míticas calles de la hermosa Pienza y deleitarse con la impresionante panorámica que abarca todo aquel lugar no tenía precio, por supuesto, imposible de olvidar lugares como, Montepulciano, otro pueblo medieval situado en el Valle del Orcia, os aconsejo que estéis en buena forma para poder acceder a la colina y disfrutar de la Piazza Grande.
Y como no, también hay para los más devotos, no podéis marcharos sin pasar por Asis, situado en la región de Umbria, su catedral románica y la iglesia barroca de Santa María de los Ángeles, sin duda os impresionará. Dentro de esta misma región os aconsejo hacer un alto en el camino y reponer fuerzas en la localidad de Gualdo Cattaneo donde podréis degustar de la auténtica cocina italiana tanto en “La Vecchia Cucina” como en la osteria “4 Piedi”.
Seguir recorriendo esta comarca en la mejor compañía e insisto, sobre dos ruedas, y no me refiero a la que llevaba mi querido “Don Matteo” (gran serie italiana), sino como la que acompaña al gran Miquel Silvestre (para quien no lo conozcáis os recomiendo que leáis cualquiera de sus increíbles aventuras), seguro que debe ser, si cabe, aún más fascinante.
Obviamente, parada obligatoria en la capital de Umbria, Perugia, donde seguiréis rodeados de una atmósfera perteneciente a la Edad Media, envuelta por sus innumerables edificios, sean castillos, fortalezas, basílicas, palacios, etc… que iréis descubriendo a cada paso.
Por último, y para acabar el viaje con un ‘sí quiero’, deberéis dejaros cautivar por un perfecto ocaso en el Lago Trasimeno, inmejorable paraje donde el poder oír, sentir y disfrutar de una infinita tranquilidad os será imposible olvidarlo.
Recordando ahora el viaje, tengo la sensación de que sin duda fue una de las rutas más espectaculares que jamás había hecho. Todo lo que os pueda intentar describir de aquello no hará justicia a lo que en su momento pudo grabar mi retina.
Como decía el inigualable José Saramago, “siempre llegamos al sitio donde nos esperaban” y yo sinceramente creo que este bello lugar así lo hizo, me esperó durante 33 años para poder enseñarme el significado de la “Autentica Bellezza”…
2 comentarios
Grazie mille Valentina! Mi sento identificata con la bella Italia che non lascia di sorprendere e mi fascina. He podido viajar en el tiempo y recordar bellos momentos y lugares!
Ahora lo tengo en mi lista