Neverland…

por Valentina Ducati

Para muchos la palabra Paraíso es ese lugar donde solo los buenos acabaran viviendo eternamente, para otros tan solo es una utopía. En cambio, para mí, es ese lugar donde logro alcanzar esa serenidad tan buscada… y eso no solo lo consigo sin salir de mi ciudad, sino que en esta ocasión -una vez más- la alcancé en uno de mis viajes: Isla Malapascua.

Curioso nombre ¿verdad?, viene dado por los colonizadores españoles cuyo barco quedó varado en esa isla el día de Pascua debido al mal tiempo, concretamente el  25 de diciembre del año 1520. A causa de tener que pasar la Navidad en una isla desierta y lejos de sus compañeros y familiares decidieron llamarla de esta manera.

Allí estábamos, una vez más, mi compañera de batallas y yo en medio de las Visayas; quien nos iba a decir que entre 7.000 islas que tiene Filipinas acabaríamos concretamente en ésta. Como siempre todo fue fruto de un cumulo de casualidades.

Situada al norte de Cebú, he de deciros que las eternas horas de vuelos, autobuses, tuktuk, taxis, etc., para llegar a este paraíso merecieron la pena. Malapascua es un islote de 2,5 km sin asfaltar y salpicada de playas paradisíacas de aguas cristalinas, ideales para bucear y hacer snorkel. Su arena te invita a la calma y al sosiego pero tampoco pasa desapercibidas sus increíbles puestas de sol.

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La primera impresión que tuve al bajarme de la ‘banca’ (barco tradicional) fue la de estar en un lugar desértico, habitado tan solo por lugareños. Pero conforme íbamos adentrándonos en su calle principal, observábamos que a cada paso la isla iba adquiriendo más vida… el paisaje se convertía en algo indescriptible; llegó un momento que pensé que estaba en Neverland (país de nunca jamás) y yo era una de las niñas perdidas, ¿estaba soñando o realmente existía un lugar tan mágico en la Tierra?

Escoltadas durante nuestro paseo por decenas de impresionantes palmeras, las cuales sobrevivieron al terrible tifón Haiyan (Yolanda) que azotó la isla en noviembre del año 2013, debo reconocer que durante unos segundos se me erizó la piel al pensar aquel fatídico día en el cuál sus habitantes pensaron por un momento que sería el último de sus vidas.

Volviendo al recorrido por la isla debo decir que es muy fácil manejarse por la misma, sobre todo con la ayuda de los nativos del lugar. Después de viajar durante varios años por Asia, a día de hoy, debo admitir que no hay cultura más hospitalaria, amable, risueña, divertida y paciente que la Filipina.

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Los pequeños resorts se mezclan con las antiguas moradas de los lugareños construidas de palma y bambú, mientras te quedas embelesada con cada cosa que vas observando y a la vez disfrutando; no me preguntéis porqué, pero en seguida tienes la sensación de ser una nativa más.

Pensaba que todo aquello no podría ir a más y de repente me di cuenta que me equivocaba: Malapascua guardaba un tesoro bajo el mar. Está considerada como uno de los mejores destinos para practicar buceo, lleno de increíbles arrecifes de corales, bellas profundidades abismales e innumerables especies que habitan su fondo marino, hacen de ella una experiencia sin igual que merece la pena vivir.

Recuerdo aún con emoción el poder ver de cerca al thresher shark (tiburón zorro- buceomalapascua). Viví un cumulo de sensaciones que podría resumirlas entre miedo y pura adrenalina; solo os puedo decir que fue una de las cosas más bellas y elegantes que he visto en mi vida, además que mi concepto sobre este pez cambió por completo.

Shark Conservation

No sé si os habré convencido con mi historia para visitar este increíble lugar, lo que si sé es que tengo sentimientos contradictorios de no querer desvelaros mucho de esta pequeña isla tan maravillosa. Finalmente me he decidido  a compartir este breve recorrido para que como yo podáis ver que siguen existiendo lugares increíbles en nuestro Planeta.

Como siempre no puedo borrar una sonrisa cada vez que recuerdo alguno de mis viajes, pues son miles de anécdotas y sensaciones que me llevaré a ese otro paraíso. Ese otro lugar que según dicen hay en el más allá, pero de momento seguiré con el mío propio, siendo feliz aquí, pues como alguien ya dijo:  el paraíso está donde tú estás.

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3 comentarios

Rafa 14/01/2016 - 00:00

Precioso relato…algun dia…espero ir…gracias por describir este sitio tan bonito.

Respuesta
Ariadna 15/01/2016 - 19:23

Como siempre Valentina me he enamorado de esta isla sin pisarla, me he visto buceando y disfrutando de una puesta de sol como la de la foto! Y por no decir que explicaré tu experiencia de los tiburones a mi hijo luca, un apasionado de ellos! Gracias por este artículo y por hacerme soñar con el paraíso en medio de Barcelona!

Respuesta
Manuel verdugo 26/01/2016 - 12:36

Tiene que ser precioso ese lugar, me encantaría hacer un largiiiisimo viaje y conocer unas cuantas islas allí; como siempre un placer leerte y como siempre deseando leer tu siguiente viaje.
Gracias Valentina.

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