Por temas personales, mi vida ha dado un gran giro y sin esperarlo, me encuentro mudando parte de mi vida a Alemania. Un país por el que si os soy sincera, no tengo demasiado interés (por su gente en general) o debería decir, tenía.
Hace algunos años visité la grandiosa ciudad de Berlín y hace algunos menos Munich. Son dos ciudades muy diferentes e históricamente muy relevantes, en general toda Alemania tiene un gran componente histórico. Pero son ciudades bonitas e interesantes para visitar.
El idioma, siempre me pareció, sonóricamente desagradable y extremadamente difícil de pronunciar. Debo decir que no soy una persona a la que le no gusten los retos, todo lo contrario, hablo algunas frases en: Hindi, Vietnamita, Turco, Marroquí; frases que he aprendido de los lugares que he visitado; pero el Alemán…. Aissshh, no sé qué tiene pero; no, no me… lo siento, no acababa.
Pues como dice la frase: “la vida te da lecciones, lecciones te da la vida” me encuentro empezando a estudiar Alemán. Sí, sí, con recochineo, tal cual.
Y como os decía, empieza una nueva etapa en mi vida y la protagonista de ella es: Alemania.
Empecemos en Nüremberg. Una ciudad muy mona en el sur de Alemania. El casco antiguo parece un gran pueblecito amurallado de estilo medieval con 4 grandes torres. Está muy cuidado con suelo de adoquines, lleno de iglesias y tenderetes vendiendo desde plantas y flores a verduras y comida; sin olvidar los famosos puestos de salchichas.
Está dividido por el río Pegnitz que proporciona a alguna de sus calles forma de canales con puentes para cruzarlos. Casi todo el mundo se desplaza por la ciudad en bicicleta.
El sur de Alemania es de las zonas más ricas del país esta lleno de castillos alucinantemente grandes y enormes parques naturales. Es todo bastante verde, claro, llueve.
Y hasta aquí puedo leer, o escribir mejor dicho. Alemania, territorios por descubrir.
¡Gracias!
Escarlata O’Donnell
1 comentarios
Glück auf!! : )