La isla de Skye, Escocia en estado puro

por Fernando Baquero

Paisajes irreales que te acercan al cielo, estrechos senderos que se encaminan hacia lo sobrenatural, inmortales castillos que protegieron durante siglos a los más valerosos clanes, leyendas donde las hadas y los druidas rivalizaban en poder… Todo esto y mucho más permite a la Isla de Skye compartir con Edimburgo o el Lago Ness las mejores vistas del bellísimo escaparate escocés.

Con el gaélico como punto de unión de sus poquísimos habitantes y un paisaje que toma forma de postal troquelada, Skye ofrece a lo largo y ancho de su áspero terreno una interminable colección de restos mesolíticos (entre 10.000 y 5.000 años antes de Cristo). La isla bautizó su nombre con la palabra noruega ‘sky-a’, cuya traducción viene a ser algo parecido a ‘isla de las nubes’. Y es que las invasiones vikingas dejaron una imperecedera huella en la historia de este mágico rincón.

Skye es una de las infinitas Islas Hébridas que pueblan la costa noroeste de Escocia y se adorna con las rocas más antiguas de todo el territorio británico. Hasta ella se puede llegar en coche, cruzando el puente Skye Bridge o en un barco que navega el mar varias veces al día entre Mallaig y el puerto de Armadale. La carretera se abre camino hasta el enigmático castillo de Eilean Donan mientras que el ferry te desembarca cerca de Portree, la extraoficial capital de Skye cuyo frente marítimo impacta por sus peculiares casas de colores.

Este pequeño pueblo costero se presenta como un idóneo punto de partida para conocer el resto de la isla gracias a sus afamados bed and breakfast, auténticos campos base desde donde aventurarse a recorrer los poco más de 1.600 metros cuadrados de la isla.

La isla de Skye, el escaparate más bello de Escocia

No importa desde donde ni hacia donde. Las cuatro esquinas del mapa esperan. Su tortuoso paisaje no entiende de planificación cuando de lo que se trata es de dirigirse a tumba abierta hacia sus majestuosas montañas, sus insólitos pueblos y sus misteriosos lagos. La isla de Skye es Escocia en estado puro, un paraíso para el senderista y para el adicto al trekking, al kayak o a la escalada. Incluso para avistar la fauna marina a lo largo de su afilada costa es un maravilloso destino.

Isla de Skye. Dunvegan Castle

Dunvegan Castle

Sea cual sea la ruta elegida para conocer los secretos de la isla, es de obligada visita el Skye Museum of Island Life, que recrea un poblado de cabañas tradicionales que rememora cómo fue la vida en esta zona a finales del siglo XVIII.

Como inevitable es el Fairy Glen o ‘valle de las hadas’, una sucesión de pequeñas montañas de escasa altura que dan la sensación de pertenecer a un paisaje en miniatura de Escocia. Si misterioso es el lugar donde viven las hadas, indescifrable es el origen de las Fairy Pools, un entramado de piscinas naturales y vertiginosas cascadas de agua salvaje que caen al río Brittle.

Dunvegan Castle fue durante más de ocho siglos  la fortaleza de los MacLeod, uno de los más poderosos clanes que ha dominado históricamente la Isla de Skye  y que inspiró la serie de televisión ‘Highlander’. El castillo se sitúa en un entorno sublime rodeado de jardines y se asoma a un espectacular acantilado que tiene su fin a los pies de un bello lago. Abierto al público en las primeros años de la década de los noventa, en su interior se guardan reliquias como Fairy Flag, un estandarte de seda blanca con extraños poderes que las hadas habrían entregado al clan MacLeod para ayudarle a derrotar a sus enemigos.

Isla de Skye. Kilt Roc

Kilt Roc

Si la silueta blanca del Neist Point Lighthouse sobre un afilado acantilado es uno de los lugares más emblemáticos de este rincón escocés, no se puede abandonar la Isla de Skye sin conocer dos de las más icónicas imágenes que ofrece su orografía. Kilt Roc, una cascada que cae al mar desde 50 metros de alto donde además se encuentran placas con huellas de dinosaurios fosilizadas y el Old Man of Storr, una espectacular formación basáltica de más de 700 metros de altura y cuya morfología recuerda a un hombre sentado en el suelo con su mirada fija en el mar. En este fantástico enclave se rodaron cintas como Prometheus (2012), de Rydley Scott o Macbeth (2015), con Michael Fassbender y Marion Cotillard, para dejar constancia de que Skye Island ofrece al viajero un paisaje de película.

La cara más salvaje de Escocia

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